Arte antiguo
Egipto
En Egipto
surgió una de las primeras grandes civilizaciones, con obras de arte
elaboradas y complejas que suponen ya una especialización profesional
por parte del artista/artesano. Su arte era intensamente religioso y
simbólico, con un poder político
fuertemente centralizado y jerarquizado, otorgando una gran relevancia
al concepto religioso de inmortalidad. Iniciado alrededor del 3.000
a.C., el arte egipcio perduró hasta la conquista de Alejandro Magno, si bien su influencia persistió en el arte copto y bizantino.
La pintura egipcia
se caracteriza principalmente por presentar figuras yuxtapuestas en
planos superpuestos. Las imágenes se representaban con criterio
jerárquico, por ejemplo: el faraón tiene un tamaño más grande que los
súbditos o los enemigos que están a su lado. Predominaba el canon de perfil, que consistía en representar la cabeza y las extremidades de perfil pero los hombros y los ojos de frente.9
Grecia
En Grecia se desarrollaron las principales manifestaciones artísticas que han marcado la evolución del arte occidental, con un estilo basado en la naturaleza y en el ser humano, donde preponderaba la armonía y el equilibrio, la racionalidad de las formas y los volúmenes, y un sentido de imitación («mímesis») de la naturaleza que sentaron las bases del llamado arte clásico. Tras unos inicios donde destacaron las culturas minoica y micénica, el arte griego se desarrolló en tres periodos: arcaico, clásico y helenístico.
La pintura griega se desarrolló sobre todo en la cerámica,
en escenas cotidianas o de temática histórica o mitológica. Se suele
establecer dos épocas, en función de la técnica utilizada en la
confección de cerámica pintada: «figuras negras sobre fondo rojo» (hasta
el siglo VI a.C.)
y «figuras rojas sobre fondo negro» (desde el siglo VI a.C.). Aunque no
han llegado numerosas muestras hasta la actualidad, se tiene constancia
por fuentes históricas del nombre de varios famosos pintores griegos,
como Zeuxis, Apeles, Parrasio, Eufranor, Polignoto, etc.10
Roma
Con un claro precedente en el arte etrusco, el arte romano recibió una gran influencia del arte griego. Gracias a la expansión del Imperio Romano, el arte clásico grecorromano llegó a casi todos los rincones de Europa, norte de África y Próximo Oriente, sentando la base evolutiva del futuro arte desarrollado en estas zonas.
La pintura romana es conocida sobre todo por los restos hallados en Pompeya, donde se perciben cuatro estilos: el de incrustación, que imita el revestimiento en mármol; el arquitectónico, llamado así por simular arquitecturas; el ornamental, con arquitecturas fantásticas, guirnaldas y amorcillos; y el fantástico, mezcla de los dos anteriores, con paisajes imaginarios, variadas formas arquitectónicas y escenas mitológicas.11
Arte medieval
La caída del Imperio Romano de Occidente marcó el inicio en Europa de la Edad Media,
etapa de cierta decadencia política y social, pues la fragmentación del
imperio en pequeños estados y la dominación social de la nueva aristocracia militar supuso la feudalización de todos los territorios anteriormente administrados por la burocracia imperial. El arte clásico será reinterpretado por las nuevas culturas dominantes, de origen germánico, mientras que la nueva religión, el cristianismo, impregnará la mayor parte de la producción artística medieval.
Arte paleocristiano
Se denomina arte paleocristiano
al efectuado por los primeros seguidores de esta nueva religión,
primero de forma oculta, mientras aún eran perseguidos por el poder
imperial, para pasar posteriormente, tras la conversión al cristianismo del emperador Constantino,
a ser el estilo oficial del Imperio. Las formas clásicas fueron
reinterpretadas para servir como vehículo de expresión de la nueva
religión oficial, y se produjo una atomización de estilos por zonas
geográficas.
La pintura se dio sobre todo en las catacumbas, con escenas religiosas y alegóricas, y surgió la miniatura, iluminación de manuscritos, con dos principales escuelas: la helenística-alejandrina y la siria.12
Arte prerrománico
Se denomina así a los múltiples estilos desarrollados en Europa desde la coronación de Carlomagno (año 800) hasta alrededor del año 1000, donde la aparición del románico
supondrá la divulgación de un mismo estilo unitario a lo largo de todo
el continente europeo. Esta acepción es simplemente una forma de
englobar una serie de estilos independientes y con pocos o ningún factor
común, con el único aglutinante de ser predecesores de la
internacionalización del románico.
- Arte carolingio: la coronación de Carlomagno supuso en cierta forma la restauración del Imperio Romano, lo que conllevó un renacer cultural y un primer retorno a la cultura clásica como fuente de inspiración, aunque matizada por la religión cristiana. La pintura se circunscribió a la miniatura, con varias escuelas como la palatina, la de Tours, la de Reims y la de Saint-Denis.
- Arte otoniano: se denomina así por coincidir con los reinados de Otón I, Otón II y Otón III. En la pintura otoniana se percibe la influencia bizantina, debido al matrimonio de Otón II con Teófano de Constantinopla, destacando los frescos de San Jorge de Oberzell.
- Arte celta: en las Islas Británicas, recientemente evangelizadas, tuvo una época de esplendor el arte celta, destacando la miniatura, de influencia carolingia, siendo de relevancia la escuela de Winchester, a la que perteneció el Pontifical de San Aethelwold (British Museum).
- Arte mozárabe: se denomina mozárabes a los cristianos que vivían bajo la dominación islámica, y que, al pasar de nuevo a territorio reconquistado por los cristianos, practicaban un tipo de arte de gran influencia islámica. Se desarrolló sobre todo en el siglo X, principalmente al norte del Duero, en el alto Ebro, sur de Galicia, Cantabria y Pirineos. Cabe destacar en miniatura los beatos, ilustraciones del Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana.13
Arte bizantino
Pese a la caída del Imperio Romano de Occidente, en Oriente perduró —conocido como Imperio Bizantino— hasta la conquista de Constantinopla en 1453 por los turcos otomanos. Heredero del arte helenístico, el arte bizantino
recogió las principales tradiciones artísticas orientales, de las que
fue puerta de entrada en Europa, donde el arte bizantino influyó en el
arte prerrománico y románico. Se distinguen en el arte bizantino tres
«edades de oro»: una primera en el siglo VI, coincidiendo con el reinado de Justiniano; una segunda desde el siglo IX hasta la toma de Constantinopla por los cruzados el 1204; y una tercera en el siglo XIV, con la dinastía Paleólogo.
La pintura bizantina
tuvo en época de Justiniano influencia paleocristiana, a la vez que
recogió diversas tradiciones anteriores, especialmente la helenística y
la siria neoática, destacando los conjuntos musivarios de San Demetrio de Salónica y San Vital de Rávena. En la segunda edad dorada se establecieron la estética y la iconografía bizantinas, sobre todo en torno a los iconos,
con una fuerte carga simbólica de las imágenes, con figuras estilizadas
y perspectivas jerárquicas (el tamaño de la figura depende de su
importancia religiosa). En la tercera edad dorada la pintura sustituyó
al mosaico, sobre todo los iconos de pintura sobre tabla, destacando las
escuelas de Chipre, Salónica, Creta, Venecia y Moscú (donde descuella Andrei Rubliov).14
Arte románico
El arte románico
representa el primer estilo de carácter internacional de la cultura
europea occidental, con una identidad plenamente consolidada tras el
paso del latín a las lenguas vernáculas.
De carácter eminentemente religioso, casi todo el arte románico estaba
dirigido a la exaltación y divulgación del cristianismo. Surgido a
mediados del siglo XI, se desarrolló fundamentalmente durante el siglo XII, a finales del cual empezó a coexistir con el incipiente gótico.
En el románico culminaron los diversos estilos producidos por el
prerrománico, a la vez que se denota la influencia oriental del arte
bizantino.
La pintura románica
era preferentemente mural, de signo religioso y figuras esquemáticas al
igual que la escultura. Tuvo una fuerte influencia bizantina, difundida
sobre todo por la orden benedictina. Se desarrolló preferentemente en
el ábside de las iglesias, con un programa iconográfico donde destacaba la figura del Pantocrátor, alrededor del cual se encuentran la Virgen y los apóstoles, dejando al pie el Juicio Final. Vemos esta disposición en Sant'Angelo in Formis (Capua), Sant Climent de Taüll y San Isidoro de León. También se produjo pintura sobre tabla, al temple, generalmente en retablos para el altar; y la miniatura, donde destacaron las escuelas inglesa e italiana.15
Arte gótico
El arte gótico se desarrolló entre los siglos XII y XVI,
época de gran desarrollo económico y cultural. El fin de la época
feudal supuso el afianzamiento de los estados centralizados, con mayor
predominio de las ciudades sobre el campo, al tiempo que un sector cada
vez mayor de la sociedad tenía acceso a la cultura, que dejó de ser
patrimonio exclusivo de la Iglesia. El auge de las universidades comportó un aumento de los estudios científicos, filosóficos y literarios, sentando las bases de la cultura moderna.
La pintura gótica dejó de ser mural para pasar a retablos situados en los altares de las iglesias, y empezó a desarrollarse la pintura en lienzo, al temple o al óleo. Se sucedieron cuatro estilos pictóricos:
- Gótico lineal o franco-gótico: se desarrolló desde el siglo XIII hasta principios del XIV, caracterizado por el dibujo lineal, el fuerte cromatismo, un naturalismo de líneas sencillas y el idealismo de los temas representados. Este estilo se desarrolló sobre todo en vidrieras y miniaturas.
- Gótico itálico o trecentista: surgido en el siglo XIII en Italia, se caracteriza por la aproximación realizada a la representación de la profundidad –que cristalizará en el Renacimiento con la perspectiva lineal–, los estudios sobre anatomía y el análisis de la luz para conseguir la matización tonal. Destacan dos escuelas: la florentina (Cimabue, Giotto, Andrea Orcagna) y la sienesa (Duccio, Simone Martini, Ambrogio Lorenzetti).
- Gótico internacional: corresponde a finales del siglo XIV y primera mitad del XV, suponiendo una fusión de los estilos anteriores. Se caracteriza por la estilización de la figura y el predominio de la línea curva, el detallismo técnico y el naturalismo simbólico de la narración. Destacan los pintores Paul de Limbourg, Stefan Lochner, Conrad Soest, Bernat Martorell y Lluís Borrassà.
- Gótico flamenco: surgió en Flandes a principios del siglo XV, predominando a lo largo de ese siglo en la mayor parte de Europa –excepto Italia, donde ya descollaba el Renacimiento–. Su principal aportación es la técnica al óleo, que da colores más brillantes y permite su gradación en diversas gamas cromáticas, a la vez que permite mayor minuciosidad en los detalles. Cabe destacar a Jan y Hubert van Eyck, Robert Campin, Rogier van der Weyden, Hans Memling, Gerard David, Hugo van der Goes y El Bosco; en el resto de Europa, Jean Fouquet, Conrad Witz, Martin Schongauer, Hans Holbein el Viejo, Nuno Gonçalves, Lluís Dalmau, Jaume Huguet, Bartolomé Bermejo, Fernando Gallego, etc.16
Arte de la Edad Moderna
El arte de la Edad Moderna —no confundir con arte moderno, que se suele emplear como sinónimo de arte contemporáneo— se desarrolló entre los siglos XV y XVIII. La Edad Moderna
supuso cambios radicales a nivel político, económico, social y
cultural: la consolidación de los estados centralizados supuso la
instauración del absolutismo; los nuevos descubrimientos geográficos —especialmente el continente americano— abrieron una época de expansión territorial y comercial, suponiendo el inicio del colonialismo; la invención de la imprenta conllevó una mayor difusión de la cultura, que se abrió a todo tipo de público; la religión perdió la preponderancia que tenía en la época medieval, a lo que coadyuvó el surgimiento del protestantismo; a la vez, el humanismo surgió como nueva tendencia cultural, dejando paso a una concepción más científica del hombre y del universo.
Renacimiento
Surgido en Italia en el siglo XV (Quattrocento), se expandió por el resto de Europa desde finales de ese siglo e inicios del XVI. Los artistas se inspiraron en el arte clásico grecorromano, por lo que se habló de «renacimiento» artístico tras el oscurantismo medieval. Estilo inspirado en la naturaleza, surgieron nuevos modelos de representación, como el uso de la perspectiva.
Sin renunciar a la temática religiosa, cobró mayor relevancia la
representación del ser humano y su entorno, apareciendo nuevas temáticas
como la mitológica o la histórica, o nuevos géneros como el paisaje, el bodegón e, incluso, el desnudo. La belleza dejó de ser simbólica, como en la era medieval, para tener un componente más racional y mesurado, en base a la armonía y la proporción.
La pintura renacentista
sufrió una notable evolución desde las formas medievales, con formas
naturalistas y temáticas profanas o mitológicas junto a las religiosas.
Los estudios de perspectiva permitieron hacer obras de gran efecto
realista, basadas en proporciones matemáticas, con especial utilización
de la «sección áurea» tras el estudio publicado por Luca Pacioli (De Divina Proportione, 1509). Se utilizó el fresco y el temple, mientras que se introdujo el óleo a mediados del siglo XV por influencia flamenca. Uno de sus principales exponentes fue Leonardo Da Vinci, genio polifacético que introdujo el sfumato o «perspectiva aérea», con obras como La Virgen de las Rocas (1483), La Última Cena (1495-1497), La Gioconda (1503), etc. Otro nombre de relevancia fue Rafael, maestro del clasicismo sereno y equilibrado, con una perfecta ejecución pictórica, como se demuestra en sus frescos de las Estancias del Vaticano. Otros artistas destacados fueron: Masaccio, Fra Angelico, Paolo Ucello, Andrea del Castagno, Perugino, Piero della Francesca, Benozzo Gozzoli, Domenico Ghirlandaio, Botticelli, Andrea del Verrocchio, Luca Signorelli, Andrea Mantegna, Giovanni Bellini, Antonello da Messina, etc. En el resto de Europa: Matthias Grünewald, Alberto Durero, Hans Holbein el Joven y Lucas Cranach el Viejo en Alemania; Quentin Metsys y Pieter Brueghel en Holanda; y Pedro Berruguete, Alejo Fernández, Vicente Masip, Juan de Juanes, Pedro Machuca y Luis de Morales en España.17
Manierismo
Surgido igualmente en Italia a mediados del siglo XVI como evolución de las formas renacentistas, el manierismo
abandonó la naturaleza como fuente de inspiración para buscar un tono
más emotivo y expresivo, cobrando importancia la interpretación
subjetiva que el artista hace de la obra de arte.
La pintura manierista
tuvo un sello más caprichoso, extravagante, con gusto por la forma
sinuosa y estilizada, deformando la realidad, con perspectivas
distorsionadas y atmósferas efectistas. Destacó en primer lugar Miguel Ángel —autor de la decoración de la Capilla Sixtina—, seguido de Bronzino, Andrea del Sarto, Pontormo, Correggio, Parmigianino, Giorgione, Tiziano, Veronese, Tintoretto, Jacopo Bassano, Giuseppe Arcimboldo, etc. Cabe mencionar a Maarten van Heemskerck y Abraham Bloemaert en los Países Bajos, y Bartholomeus Spranger en Alemania. En España destacaron Juan Fernández de Navarrete, Alonso Sánchez Coello, Juan Pantoja de la Cruz y, especialmente, El Greco, artista excepcional creador de un estilo personal y único, de fuerte sentido expresionista.18
Barroco
El barroco se desarrolló entre el siglo XVII y principios del XVIII. Fue una época de grandes disputas en el terreno político y religioso, surgiendo una división entre los países católicos contrarreformistas, donde se afianzó el estado absolutista, y los países protestantes, de signo más parlamentario.
El arte se volvió más refinado y ornamentado, con pervivencia de un
cierto racionalismo clasicista pero con formas más dinámicas y
efectistas, con gusto por lo sorprendente y anecdótico, por las
ilusiones ópticas y los golpes de efecto.
La pintura barroca se desarrolló en dos tendencias contrapuestas: el naturalismo, basado en la estricta realidad natural, con gusto por el claroscuro —el llamado tenebrismo—, donde cabe citar a Caravaggio, Orazio y Artemisia Gentileschi, Pieter van Laer, Adam Elsheimer, Georges de La Tour y los hermanos Le Nain; y el clasicismo, que es igualmente realista pero con un concepto de la realidad más intelectual e idealizado, englobando a Annibale Carracci, Guido Reni, Domenichino, Guercino, Giovanni Lanfranco, Nicolas Poussin, Claude Lorrain, Hyacinthe Rigaud, etc. En el llamado «pleno barroco» (segunda mitad del siglo XVII), de estilo decorativo y predominio de la pintura mural, destacaron Pietro da Cortona, Andrea Pozzo, Luca Giordano y Charles Le Brun.
Aparte de estas corrientes, hubo infinidad de escuelas, estilos y
autores de muy diverso signo, destacando dos escuelas regionales: la flamenca (Peter Paul Rubens, Anton Van Dyck, Jacob Jordaens, Frans Snyders), y la holandesa (Rembrandt, Jan Vermeer, Frans Hals). En España destacó la figura excepcional de Diego Velázquez (La fragua de Vulcano, 1630; La rendición de Breda, 1635; Venus del espejo, 1650; Las Meninas, 1656; Las hilanderas, 1657), así como José de Ribera, Francisco Ribalta, Alonso Cano, Francisco de Zurbarán, Juan de Valdés Leal y Bartolomé Esteban Murillo.19
Rococó
Desarrollado en el siglo XVIII —en convivencia a principios de siglo con el barroco, y a finales con el neoclasicismo—,
supuso la pervivencia de las principales manifestaciones artísticas del
barroco, con un sentido más enfatizado de la decoración y el gusto
ornamental, que son llevados a un paroxismo de riqueza, sofisticación y
elegancia. El progresivo auge social de la burguesía y los adelantos científicos, así como el ambiente cultural de la Ilustración,
conllevaron el abandono de los temas religiosos a favor de nuevas
temáticas y actitudes más mundanas, destacando el lujo y la ostentación
como nuevos factores de prestigio social.
La pintura rococó se movió entre la exaltación religiosa o el paisajismo vedutista en Italia (Giambattista Tiepolo, Canaletto, Francesco Guardi), y las escenas cortesanas de Jean-Antoine Watteau, François Boucher, Jean-Baptiste-Siméon Chardin y Jean-Honoré Fragonard en Francia, pasando por el retratismo inglés de Joshua Reynolds y Thomas Gainsborough. Figura aparte es el inclasificable pintor español Francisco de Goya, que evolucionó desde un sello más o menos rococó hasta un cierto prerromanticismo,
pero con una obra personal y expresiva de fuerte tono intimista.
Cultivó tanto la pintura como el grabado, siendo igualmente de destacar
sus cartones para tapices. Entre sus obras destacan: los Caprichos (1799), La familia de Carlos IV (1800), El tres de mayo de 1808 en Madrid (1814), las Pinturas negras (1820), etc.20
Neoclasicismo
El auge de la burguesía tras la Revolución Francesa
favoreció el resurgimiento de las formas clásicas, más puras y
austeras, en contraposición a los excesos ornamentales del barroco y
rococó, identificados con la aristocracia. A este ambiente de valoración del legado clásico grecorromano influyó el hallazgo arqueológico de Pompeya y Herculano, junto a la difusión de un ideario de perfección de las formas clásicas efectuado por Johann Joachim Winckelmann, quien postuló que en la antigua Grecia
se dio la belleza perfecta, generando un mito sobre la perfección de la
belleza clásica que aún condiciona la percepción del arte hoy día.21
La pintura neoclásica mantuvo un sello austero y equilibrado, influido por la escultura grecorromana o figuras como Rafael y Poussin. Destacó especialmente Jacques-Louis David, pintor «oficial» de la Revolución Francesa (Juramento de los Horacios,1784; La muerte de Marat, 1793; Napoleón cruzando los Alpes, 1800). Junto a él conviene recordar a: François Gérard, Antoine-Jean Gros, Pierre-Paul Prud'hon, Anne-Louis Girodet-Trioson, Jean Auguste Dominique Ingres, Joseph Wright of Derby, Johann Zoffany, Angelika Kauffmann, Anton Raphael Mengs, Joseph Anton Koch, Asmus Jacob Carstens, José de Madrazo, etc.
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