Historia de la pintura
La creación de Adán (1508-1512), de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina (Vaticano).

La historia de la pintura ha tenido un desarrollo cronológico y estilístico paralelo en gran medida al resto de las artes plásticas, si bien con diversas particularidades en el tiempo y el espacio debidas a numerosos factores, desde los derivados de las diversas técnicas y materiales empleados en su confección hasta factores socio-culturales y estéticos, ya que cada pueblo y cada cultura ha desarrollado a lo largo del tiempo distintos conceptos de plasmar la imagen que recibe del mundo circundante.
La
pintura es el arte y técnica de crear imágenes a través de la
aplicación de pigmentos de color sobre una superficie, sea papel, tela,
madera, pared, etc. Se suele dividir en pintura mural (fresco, temple) o
de caballete (temple, óleo, pastel), e igualmente puede clasificarse
según su género (retrato, paisaje, bodegón,
etc). La pintura ha sido durante siglos el principal medio para
documentar la realidad, reflejando en sus imágenes el devenir histórico
de las distintas culturas que se han sucedido a lo largo del tiempo, así
como sus costumbres y condiciones materiales.
La
clasificación de la pintura como arte ha variado a lo largo del tiempo:
en la antigüedad era considerada un mero oficio artesanal, mientras que
se consideraban actividades artísticas las relacionadas con el
intelecto. Galeno dividió en el siglo II el arte en artes liberales y
artes vulgares, según si tenían un origen intelectual o manual: entre
las liberales se encontraban la gramática, la retórica y la dialéctica
—que formaban el trivium—, y la aritmética, la geometría, la astronomía y
la música —que formaban el quadrivium—; las vulgares incluían la
arquitectura, la escultura y la pintura, pero también otras actividades
que hoy se consideran artesanía.
No fue hasta el siglo XVI
que empezó a considerarse que la arquitectura, la pintura y la
escultura eran actividades que requerían no sólo oficio y destreza, sino
también un tipo de concepción intelectual que las hacían superiores a
otros tipos de manualidades. Se gestaba así el concepto moderno de arte,
que durante el Renacimiento adquirió el nombre de arti del disegno
(artes del diseño), por cuanto comprendían que esta actividad —el
diseñar— era la principal en la génesis de las obras de arte. Por
último, en 1746, Charles Batteux estableció en Las bellas artes reducidas a un único principio la concepción actual de bellas artes, concepto que hizo fortuna y ha llegado hasta la actualidad.
En la historia de la pintura es primordial el estudio de los estilos artísticos: cada periodo histórico
ha tenido unas características concretas y definibles, comunes a otras
regiones y culturas, o bien únicas y diferenciadas, que han ido
evolucionando con el devenir de los tiempos. De ahí surgen los diversos
estilos, que pueden tener un origen geográfico o temporal,
o incluso reducirse a la obra de un artista en concreto, siempre y
cuando se produzcan unas formas artísticas claramente definitorias.
Actualmente se entiende como estilo aquella cualidad que identifica la
forma de trabajar, de expresarse o de concebir una obra de arte por
parte del artista, o bien, en sentido más genérico, de un conjunto de
artistas u obras que tienen diversos puntos en común, agrupados
geográfica o cronológicamente.
También
cabe tener en consideración para el estudio histórico de la pintura su
clasificación en diversos géneros:
un género artístico es una especialización temática en que se suelen
dividir las diversas artes. En la actualidad se consideran como
principales géneros pictóricos: retrato y autorretrato, desnudo, bodegón
y vanidades, paisaje y marina, pintura de mitología, pintura de
historia, pintura religiosa y pintura de género.
Por último, cabe tener en cuenta los distintos procedimientos técnicos
empleados en pintura: acrílico, técnica pictórica donde al colorante se
le añade un aglutinante plástico; acuarela, técnica realizada con
pigmentos transparentes diluidos en agua, con aglutinantes como la goma
arábiga o la miel, usando como blanco el del propio papel; aguada o
gouache, técnica similar a la acuarela, con colores más espesos y
diluidos en agua o cola mezclada con miel; fresco, realizado sobre un
muro revocado de cal húmeda y con colores diluidos en agua de cal;
miniatura, decoración de manuscritos con láminas de oro y plata, y
pigmentos de colores aglutinados con cola, huevo o goma arábiga; óleo,
técnica que consiste en disolver los colores en un aglutinante de tipo
oleoso (aceite de linaza, nuez, almendra o avellana; aceites animales),
añadiendo aguarrás para que seque mejor; pastel, lápiz de pigmento de
diversos colores minerales, con aglutinantes (caolín, yeso, goma
arábiga, látex de higo, cola de pescado, azúcar candi, etc.), amasado
con cera y jabón de Marsella y cortado en forma de barritas; temple,
pintura realizada con colores diluidos en agua temperada o engrosada con
aglutinantes con base de cola (yema de huevo, caseína, cola de higuera,
cerezo o ciruelo).
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